Wednesday, January 11, 2012

Ultima publicación de Taylor Hanson en Huffpost UK sobre Shout It Out Tour en Latinoamerica

Cinco países en tres continentes en 48 horas - Parte 2


El Sábado a las 9 de la mañana finalmente llegamos a la Cuidad de México. La aventura del vuelo nocturno se interrumpió abruptamente cuando fuimos en busca de nuestro equipaje, a la vista de la multitud creciente de fans entusiasmadas sosteniendo carteles, cámaras y regalos detrás del vidrio de cristal al otro lado del sector de inmigración. Nunca quisimos tomar por sentado que habría tantas fans emocionadas, teniendo en cuenta que los lapsos de las visitas anteriores han sido largos. A pesar del calendario apretado y con el objetivo de hacer lo mas que podamos en nuestro único día en México, tuvimos algo de tiempo libre para hacer algunas cosas además de caminar hacia las agradecidas fans a toda velocidad. Mientras nos subíamos a nuestro camioneta, las fans entraban en los taxis que estaban esperando afuera del aeropuerto para seguir la ruta de las camionetas (algo que vimos a través de toda Latinoamérica, con algunas travesuras admirables y riesgosas de las fans tratando de conseguir una foto en la ruta).

Cuando llegamos al lugar, entramos discretamente por la parte de atrás y nos arreglamos con lo que había para comer. Tuvimos que hacer la mayoría en menos de 24 horas para difundir el nuevo CD y el tour. Por lo tanto, inmediatamente pasamos varias horas seguidas mostrando nuestro narcicismo socialmente aceptable (entrevistas) y al mismo tiempo tratando de hacer que las respuestas sean lo inteligentemente posible a pesar de que casi no dormimos. El día se estaba pasando rápido y necesitábamos recargar las energías. Pudimos conseguir algunos clásicos tacos mexicanos con diferentes carnes y salsas, así renovamos las fuerzas que necesitábamos para concentrarnos en el trajín del monótono día. La salsa mole, la salsa verde y la carne de cerdo y bife perfectamente condimentado con livianas tortillas de maíz nos dieron a todos un poco de energía en el camino, y así seguimos adelante como soldados.

Logramos hacer nuestra rutina usual de darle el toque final a la lista de canciones unos minutos antes del show, teniendo en cuenta los pedidos de algunas fans en la Ciudad de México; y el show fue increíble. Una cosa que nunca falta en el público mexicano es su entusiasmo y volumen puro (algo que siempre apreciamos), y la respuesta impresionante de una multitud vigente desde nuestra última visita de hace casi seis años.

Alrededor de las 1:30 am en la Ciudad de México, después de terminar el show y asegurarnos de agradecerles a las increíbles fans quienes esperaron afuera, partimos hacia un hotel del aeropuerto para dormir unas horas. Lo siguiente en la lista era un vuelo matutino temprano, casi lo suficientemente temprano como para vencer al sol, para encarar nuestro tercer continente del tour.
Nuestro reloj sonó a las 6 am. Con gran mérito para las fans mexicanas que intentaron saludarnos por última vez mientras llegábamos al aeropuerto, tuvimos que esperar un tiempo para subir al avión a pesar de que era muy temprano. Una cosa es poner de manifiesto una agradable sensación luego de un show de rock 'n' roll, pero otra es sentirse renovado una vez más a las 6:30 am. Con las valijas registradas y los cuerpos mínimamente descansados, le dimos nuestro último adiós al tour latinoamericano.

Primero hicimos un vuelo corto de regreso a Estados Unidos, aterrizando en Dallas, Texas (cerca de nuestra ciudad de origen en Oklahoma), donde cargamos energías con un almuerzo texano-mexicano matutino antes de abordar otro avión en nuestra búsqueda transatlántica. Próxima parada: Alemania. Algunos encontraron al azar películas para ver de bajo presupuesto y algunos de nosotros (sin dar nombres) no pudimos atrapar el sueño en el tiempo  que teníamos para descansar por estar concentrados en un libro nuevo que compramos en el recorrido. Un poco de aire agitado, algunas páginas leídas y varios shows y películas asimiladas en el cautiverio del colectivo celestial, y finalmente estábamos al otro lado del Atlántico.

Una vez llegados a Stuttgart a las 8 am, la locura de nuestro día estaba llegando al último capítulo. Pero no estaría completo hasta no ver la caída del sol una vez más.

Buscamos actividades para ocupar los sentidos luego de ganarle con determinación al desfase horario y hacer lo mas que pudimos en los pocos días de viaje. Como la temporada festiva estaba comenzando en toda Europa, buscamos una tienda de navidad llena de cerveza de temporada y pasteles que se encontraba en una plaza de adoquín de la cuidad. Pasamos la mayoría del día aquí y allá investigando cualquier cosa para evitar que colapsemos en la comodidad de nuestras suntuosas camas alemanas de regreso al hotel. No hicimos el check out hasta que todos hayamos pasado las 12 horas del día de pie; ahora, aclimatados de alguna manera a la nueva temperatura y la nueva cultura de este trayecto del tour.

Mientras miraba un nuevo conjunto de paisajes en una atmósfera diferente, recordé cuán extraño y surrealista es nuestro trabajo, el mismo que nos lleva al rededor del mundo, a veces con glamour y a veces atrapados en nuestra propia versión del monótono día. Pero no importa la situación, somos capaces de conectarnos con un interés común a través de la música. Algo puede resonar en una canción y a través de esa conexión, un deseo de conocer más y más, un deseo de oírla otra vez y compartir ese sentimiento con otros. Debido a ése fenómeno extraño de la ciencia y del espíritu, nosotros tenemos nuestro trabajo, y a veces logramos reclamar nuestra parte de la escultura y dejar nuestra insignia en ella. Qué trabajo, Qué día.

Hacia adelante - Taylor H       





                                  

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